Las familias se debaten entre la idoneidad o no de asistir a la escuela infantil en tiempos del Covid-19 pese a las estrictas medidas de prevención implementadas en los centros: grupos de convivencia estable, chequeo previo del estado de salud de los alumnos, lavado de manos constante, toma de temperatura, desinfección calzado, ventilación de espacios, abandono del centro escolar ante el menor síntoma, etc.
El riesgo cero no existe. Esta afirmación es una nimiedad ¿o no? Marzo fue un choque de realidad. Una toma de conciencia de la fragilidad humana. Los expertos nos dicen que el Covid-19 ha llegado para quedarse. Ante este precipicio, ¿escolarizo o no? Los centros de educación se pusieron manos a la obra para ofrecer las máximas garantías a su alcance: abandono del centro ante el menor síntoma compatible con proceso vírico, desinfección constante de superficies, toma de temperaturas, grupos burbuja de convivencia… Y aquí, surgen varias preguntas: qué ganan o pierden los niños, cuánto de importante son en el sistema actual y qué medidas de protección hay en ámbitos educativos y fuera de éstos.

¿No a la guarde?
Este verano las terrazas de bares y restaurantes de nuestro país se llenaron. Todos queríamos disfrutar del verano. Nadie lo cuestión. Con el regreso a las aulas sí se hizo. Algo parecido a lo que pasó en el confinamiento: los niños no podían salir. No importó su necesidad de actividad física o su incapacidad para racionalizar algo que los adultos tampoco comprendíamos. En septiembre opiniones divididas: los que abogaban por la necesidad de protección máxima de nuestros niños/as, en el otro lado, los que optan por la protección pero también por la normalización.
Protocolo Covid-19 en el 0-3 años
Las escuelas infantiles comenzamos en el confinamiento a trabajar en los protocolos para el regreso. En el mes de julio pusimos a prueba todo lo diseñado. En septiembre bastaron pequeños ajustes. ¿Qué medidas especiales seguimos?: toma de temperatura antes de acceder, desinfección de manos y calzado, juguetes de un solo uso, ventilación aulas, grupos de convivencia estable, personal con mascarillas, limpieza constante de superficies, abandono del centro ante síntomas de cuadrado infeccioso y exigencia de justificante médico para el regreso… ¿Eso significa que se ha eliminado el riesgo? Evidentemente no, pero sí es un riesgo más controlado que un parque infantil, en un restaurante u otros entornos sociales. En una escuela infantil sí se conoce el estado de salud de la totalidad de la comunidad educativa pudiendo tomar medidas respecto a su acceso al centro o no. Al ser un ámbito profesional los protocolos de prevención son más estrictos por ejemplo que en ámbitos más relajados.
Sentido común, la mejor medida
Generalizar siempre es peligroso. Una obviedad más. No hay duda que aquellas personas con patologías previas o edades más avanzadas deben tener un cuidado especial. Un niño sano con convivientes sanos: ¿escolarización sí o no? La respuesta, para un menor de 6 años, sólo la tiene su familia. La decisión les compete exclusivamente a ellos. Si respondemos, no, optemos por la coherencia. De qué sirve no escolarizar para minimizar los riesgos de contagio si cada día acudimos al parque, nos reunimos con los hijos de nuestros familiares/amigos o acudimos a bares y/o restaurantes los fines de semana. En estos casos, ¿para qué sirve privar a nuestro hijo/a de estar con sus iguales?, ¿cuánto «gana» nuestro hijo con su no escolarización? Y si respondemos sí a la escolarización hagámoslo también desde la responsabilidad: evitando la mezcla con niños de otras aulas en el parque por ejemplo y siendo responsables en nuestra vida social para protegernos a nosotros mismos y al resto de la comunidad educativa.
Equipo St. Alice’s Nursery